Omega 3 para la hiperlipidemia (colesterol) en perros

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Patricia Schenck, doctora en Medicina Veterinaria por la Universidad de Illinois en Champaign-Urbana, explica lo siguiente respecto a los aportes suplementarios de ácidos grasos omega-3.
Si la hiperlipidemia sigue presente después de 6-8 semanas, deberá prescribirse un suplemento diario de aceite de pescado de 220 mg/kg de peso vivo. Pueden encontrarse cápsulas de aceite de pescado de diversas casas comerciales, pero debe leerse atentamente la información del envase para asegurarse de que el perro recibe la dosis indicada y, además, una cantidad elevada de una combinación de ácidos grasos omega-3 de cadena larga formada por el ácido eicosapentaenoico (EPA) y el ácido docosahexaenoico (DHA). Se venden numerosos productos como “suplementos de ácidos grasos omega-3”, pero tienen un elevado porcentaje de otros ácidos grasos.
El único efecto secundario de este tipo de suplementos que ha observado la autora es que el perro puede desprender cierto olor a pescado, que resulta desagradable para algunos dueños. Si el suplemento resulta eficaz frente a la hiperlipidemia pero el dueño se queja del olor, puede intentarse dividir la dosis a la mitad (110 mg diarios/kg de peso). Sin embargo, en la mayoría de perros, la dosis mínima para obtener un resultado positivo es de 170 mg de aceite de pescado por kg y día. – En el caso de Chef Pet se aporta por pulsación de 1 sec 85mg de Omega 3.
La autora ha seguido el caso de un pastor de Shetland de 6 años con hiperlipoproteinemia idiopática y múltiples lipomas en el que desaparecieron por completo la hiperlipidemia, la hipertrigliceridemia y la hipercolesterolemia séricas tras 4 semanas de tratamiento con una dieta baja en grasas y 220 mg de aceite de pescado por kg de peso y día.
Además, la mayoría de los lipomas también desaparecieron. Debido a que el perro despedía un fuerte olor del pescado, la dosis de aceite se redujo a 110 mg/kg/día y la hiperlipidemia volvió a aparecer. Con 170 mg de aceite de pescado/kg/día y una dieta baja en grasas, la hiperlipidemia desapareció durante más de un año.
La utilización del aceite de pescado y el efecto de los ácidos grasos EPA/DHA en el tratamiento de la hiperlipidemia y de la aterosclerosis han sido ampliamente estudiados en numerosas especies.
En las ratas se observó una disminución del colesterol y los triglicéridos séricos y se previno el desarrollo de la aterosclerosis (Adan et al., 1999).
En los pollos disminuyeron los niveles de triglicéridos séricos, de colesterol total, de VLDL-triglicéridos y de VLDL-colesterol (Castillo et al., 2000).
En perros con insuficiencia renal se registró una disminución del colesterol sérico (Brown et al., 2000).
En conejos Watanabe con hiperlipidemia hereditaria se observó una disminución del colesterol y los triglicéridos séricos y de los VLDL-triglicéridos (Mortensen et al., 1998).
Los aceites de pescado pueden tener un efecto beneficioso sobre la hiperlipidemia, ya que estimulan la actividad de la lipoproteín lipasa (Levy et al., 1993), disminuyen la absorción intestinal de glucosa y lípidos (Thomson et al., 1993), aumentan la secreción de colesterol en la bilis (Smit et al., 1991) y disminuyen la absorción del colesterol (Thompson et al., 1989).
Los aceites de pescado reducen también la concentración sérica de ácidos grasos libres (Singer et al., 1990), aspecto que podría ser importante en la prevención de la pancreatitis y la diabetes.
El hecho de que también sirva para prevenir el desarrollo de la aterosclerosis podría explicarse por una inhibición de la proliferación de las células musculares lisas inducida por los mitógeno (Pakala et al., 2000).
El aceite de pescado aumenta la concentración de lipoperóxidos en las LDL (Puiggros et al., 2002). Sin embargo, este riesgo puede compensarse añadiendo vitamina E con el fin de aumentar la actividad de la glutatión-reductasa y de reducir los niveles de peróxidos (Hsu et al., 2001).
Por esta razón todos nuestros sprays Luigi Chef Pet incluyen una dosis de antioxidantes tales como la vitamina E y Palmitato ascorbilo, la cual es la combinación del ácido graso palmítico con el ácido ascórbico (vitamina C, un ácido natural), que se encuentra de forma natural en la mayoría de frutas y vegetales